Las grises nubes que se ciernen sobre mi cabeza, anuncian mal tiempo, quizas no llueva pero tardará en salir el sol.
La luz ténue y triste que entra por la ventana contamina de miseria y tristeza toda la estancia, nunca más será como antes, nunca más volveremos a reír.
La dura roca con la que chocan las olas del mar enfurecido no aguantarán mucho tiempo, la erosión será inevitable con el transcurso de los años y se transformará en una bella roca con formas sinuosas y atractivas, pero hasta entonces sufrirá las inclemencias del oleaje y la fuerza del sufrimiento en su superficie.
Encerrados en una época, distantes en el tiempo, colgados de los pulgares lloran y suplican clemencia porque saben que será lo último que podrán optar a ver, con un poco de suerte.
Encerrados en sí mismos por que no hay nadie más en quien creer.
Encerrados en las creencias de algunos bien tapados que predican las benevolencias de un ser inerte y abstracto que parece haberse olvidado de su fin con la simple justificación de la fe.
Encerrados en un lugar oscuro del que no es posible escapar y agazapado en sí, llora desconsolado lo que no pudo llorar de niño, lo que no le dejaron llorar de niño. Llora y llora y no muestra intención de parar porque no le dan motivos para ello.
Algún día lograré salir , algún día conseguiré ser libre y podré ver la luz entre los cristales, algún día será un nuevo día, algún día se escribirán versos de amor y alegría y podré volver a soñar, algún día...
Hasta entonces seguiré ... encerrado.
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